Excelencia y tradición
En 1919, Mary Dellux, una gran amante del chocolate, abrió un negocio en Bruselas que se convertiría en la fábrica de chocolate Mary. Buscaba la excelencia y la calidad, un objetivo que más tarde se convirtió en su legado. La principal preocupación de Mary era probablemente la calidad de sus materias primas y los chocolates producidos, pero su extraordinario refinamiento se refleja también en la forma en que se presentan sus productos, desde las cajas de chocolates hasta los escaparates de sus tiendas. Mary fue premiada con el título de “Proveedor Patentado de la Corte de Bélgica” en 1942 y nuevamente en 1990 y 1994.
La creatividad, el refinamiento y la tradición han hecho la reputación de la chocolatera Mary entre los amantes del chocolate.
Los chocolateros artesanos de la Maison Mary tienen especial cuidado en asegurar la calidad de las materias primas y el respeto de las recetas tradicionales de la fundadora. Cada detalle de la bombón se estudia meticulosamente para lograr la excelencia y la máxima armonía de sabores, aromas, texturas y apariencias.
Caramelo, nata, praliné, gianduja, chocolate negro, leche, café, pasta de almendras, pasta de nueces, pasta de pistachos, pasta de frutas, licor, fruta confitada… Los chocolates Mary están rellenos de maravillosos pralinés de los que sólo ella tiene el secreto.
La reputación de la chocolatera Mary se debe tanto al sabor único, a la belleza de sus chocolates de forma delicada y hasta al embalaje. Cajas encantadoras y lujosas que esconden un festival de sabores.
La elegancia de la Maison Mary pasa por la presentación de sus chocolates pero también por los escaparates de sus tiendas. Los escaparates lujosamente decorados ofrecen un delicado escenario para las deliciosas cajas y los chocolates que contienen, en perfecta armonía con las estaciones del año.