En 1909, cuando Blériot cruzó el Canal de la Mancha y Robert Peary llegó al Polo Norte, François Léon Bruyerre comenzó una larga aventura en el mundo de la confitería, el chocolate y la alimentación.
Desde entonces, para el Chocolatero Bruyerre, el chocolate es sinónimo de sueño, de pasión, pero también de creaciones ilimitadas.
Gracias a una meticulosa selección de materiales nobles, recetas tradicionales y el saber hacer tradicional, Bruyerre produce ahora más de 80 chocolates diferentes reconocidos por su interior, como el praliné de avellanas, la gianduja, el ganache, etc
Para satisfacer los deseos de los amantes del chocolate más fanáticos, los chocolateros de Bruyerre están constantemente en busca de nuevas combinaciones de sabores; a veces originales, a veces sorprendentes, pero siempre deliciosas.
Aún hoy en día, estos artesanos siguen demostrando su talento dando un acabado manual a la mayoría de los productos, para el mayor placer de los conocedores.
Bruyerre no sólo produce bombones, sino también mazapán, confitería, exquisiteces y originalidades.
Hasta el día de hoy, con casi 90 trabajadores, sus descendientes aún dirigen los destinos de esta gran aventura, incluso más allá de las fronteras belgas con el mayor respeto por las tradiciones familiares.
