Jules Destrooper

En 1885, Jules Destrooper, un joven panadero artesano, también era propietario de un almacén colonial para la venta de productos exóticos. El éxito le llegó con la idea de incorporar las especias exóticas de su tienda al ultrafino pan de almendras que ofrecía como regalo de empresa a sus clientes.

Entre ellos, la dueña del Hotel Teirlinck, empieza a servir las galletas a sus clientes ingleses. Piden más y los pedidos están empiezan a llegar. Desde entonces, Jules Destructor se dedica al 100% a la fábricación de galletas.

Las especialidades se multiplicaron con el paso del tiempo y deleitaron a todas las generaciones siguientes. A los panes de almendra de los comienzos se añadieron las tortas de mantequilla (un manjar con mantequilla y azúcar caramelizado que tradicionalmente se ofrece en Nochevieja en Flandes y al que añade su marca con una rejilla diagonal), la galleta Virtuoso (una galleta de canela cubierta de chocolate con leche), las florentinas (una experiencia crujiente y refinada con chocolate belga, arroz inflado, avellana, caramelo de mantequilla y un toque de miel), todos ellos productos de culto de la marca.

Un principio está en la base de este éxito: Jules Destrooper siempre ofrece sabores auténticos basados en los mejores ingredientes naturales como la más pura mantequilla de verano, chocolate belga y deliciosas almendras. Y esto sin ningún tipo de conservantes, colorantes o sabores artificiales.

Esta investigación y las exigentes normas que demuestra Jules Destrooper justifican su presencia entre los proveedores de la corte belga.

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